sábado, 10 de diciembre de 2011

Capítulo 4. Silla libre, gran problema.

Llegué a casa y fui rápidamente a la cocina donde estaba mi madre.
-Mamá, ¿tengo que ir?
-¿A la cena? Claro cariño, esa mujer cuidó de ti cuando eras pequeña como si fuera su propia hija, lo menos que podemos hacer es presentarnos a una cena, ¿no crees?
-Ya lo sé mamá, pero es que no quiero ir, sabes que no me gusta eso de cenas en restaurantes caros como el Mc'Angelo.
-Ya sé que no te gusta, pero irás quieras o no, asique vistete que siempre eres la útima en estar lista y no podemos llegar tarde.
-Vale mamá, pero que conste que será la peor noche de  mi vida-. Y dicho esto me fui a mi habitación y cerré de un portazo la puerta. Eran las 7 de la tarde y habíamos quedado a las 9 con la familia de Alex, asique debía estar a las menos cuarto preparada para poder estar puntual en el restaurante. Me duché y me puse a buscar algo en mi armario. Diga lo que diga mi madre, no tengo ropa.
-¡Mamáaa!-grité.
-¿¡Qué quieres!?-gritó.
-Tenemos que ir a comprar ropa, ¡no tengo nada que ponerme!
-No digas eso, a ver -.Gritó viniendo hacia mi habitación. Sacó algunas cosas del armario.- ¿Y esto?
-Mamá, no tengo nueve años, ahora vestidos con lacitos y pompones, no se lleva. Gracias por tu ayuda, pero ya veré otra cosa.- Diciendo eso, cerré la puerta a mi madre dejándola a ella fuera y me tiré a la cama.


Estaba cansada no habia dormido a penas, me había acostado muy tarde y hoy tendría que quedarme hasta las una o así, mis padres se largan mucho con las cenas; menos mal que viene mi hermano no soportaria ni un segundo estar sentada al lado del mamón de Alex toda una noche.
Después de pensar mucho tiempo; me pongo una falda de flores con una básica blanca por dentro, unas sandalias blancas y una cinta de flores en el pelo a juego con la falda.
Me pongo un poco en el tuenti hasta que mi madre me avisa para que vaya al coche.
-Mamá, ¿y Lucas?
-Tu hermano ha salido con unos amigos, no va a venir.
-¿Y yo tengo que ir ? Esto es injusto.
-Venga calla que tu padre tiene el coche en marcha.
Voy a regañadientes hacia el coche y me monto ¿por qué tengo que ir?. Desearía tener dieciocho años así podría saltarme todas las cenas que quisiera y podría comprar ropa cuando quisiera.


Después de dar miles de vueltas con el coche para encontrar aparcamiento, aparcamos a cinco manzanas del restaurante. Entramos y nos encontramos esperando en una mesa alejada a Claudia, su marido y Alex. Los saludamos y nos sentamos. Justamente tengo que sentarme en frente de Alex, lo poco que lo conozco y lo mal que me cae.  Me doy cuenta que al lado suya hay una silla sin ocupar, pensaba que él era hijo único.
-Oye, ¿porque hay una silla libre, falta alguien?- le pregunto a mi madre por lo bajo.
-No sé hija, espera.
-Claudia, estamos esperando a alguien más, es que la silla que hay al lado de tu hijo esta libre.
-Pues la verdad es que...


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Ya sé que habréis visto esta entrada y os habréis extrañado, pero si, lo vuelvo a abrir. Sólo quiero deciros que me encanta hacer la historia y que tengo ideas, no publicaré muy a menudo pero lo intentaré así que que no os extrañe que me pase una semana sin publicar; lo bueno se hace esperar, pero yo espero no haceros esperar tanto tiempo. Muchas gracias.

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